OPUS MAGNUM. Cuaderno de notas de José Rodríguez-Guerrero

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Et ita porro...
Martes, 9 de junio de 2009.

Estoy rodando una entrevista para un programa de TVE que intenta dar a conocer el origen y evolución de las palabras. Al parecer están preparando una entrega sobre lenguajes secretos y se han interesado por la alquimia. Hace unas semanas se pusieron en contacto conmigo para ver de qué modo podían abordar el tema de una forma didáctica, que no resultase pesada, y que enganchara al espectador sin caer en el misterio barato. Hay que tener en cuenta que, según me dicen, el producto final no es para un canal temático, sino para un generalista como La1. Además, la idea inicial es emitirlo este verano en horario de máxima audiencia, lo que siempre obliga a tratar los temas de una forma entretenida, dinámica y lo más directa posible.

Les he propuesto explicar dos cosas: por un lado las características del lenguaje alquímico, esto es, los tecnicismos, las metáforas y la iconografía; y por otro la relación de la alquimia con el idioma español actual, a saber, las palabras o expresiones alquímicas que podemos adoptar hoy día en cualquier conversación.

Todo fue fenomenal hasta que los redactores del programa se pusieron a buscar localizaciones adecuadas para el reportaje. Ellos querían algo impactante a nivel visual, como un antiguo laboratorio, ya que la televisión se apoya mucho en la puesta en escena. Así pues, les pasé las direcciones de dos instituciones madrileñas que conservan reproducciones de sendos obradores alquímicos, ideales para ambientar una entrevista. Uno es el Museo de Farmacia Hispana, situado en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense. El otro es el Museo de Farmacia Militar en la calle Embajadores.

Nuestra sorpresa ha llegado cuando hemos comprobado que ambas instituciones pasan olímpicamente de todo, a pesar de ser lugares que, por su rara temática y nula publicidad, tienen sus salas vacías durante meses enteros. Va tan poca gente que es necesaria la cita previa para que se presente alguien a enseñar el lugar. Y digo yo...¡qué problema puede tener un museo de titularidad pública, generalmente desierto, para grabar un programa educativo.... de la misma televisión pública! ¡Pues parece que lo tienen, y se llama desidia!

El Museo de Farmacia Militar pasa de contestar llamadas, correos, mensajes o cualquier cosa que han intentado los redactores. ¿Para qué responder? ¡Con lo bien que se está una mañana de junio mirando catálogos de viajes y tocándose los pies! En fin, qué bueno es tener en Madrid un museo muerto, al que no se puede ir, con ubicación cierta, personal asignado y un presupuesto anual que se deben gastar en pintaúñas y revistas del corazón.


Detalle del laboratorio del Museo de Farmacia Militar

El Museo de Farmacia Hispana por lo menos responde e intenta guardar las apariencias. Aunque casi es peor, porque para no enseñar las instalaciones alegan que no dejan grabar nada que no sea un monográfico dedicado al mismo museo. ¿Alguien entiende esta tontería de argumento? Yo no. La verdad es que su actitud apática no me extraña nada viendo que el lugar es guardado (escondido sería más adecuado) por un auténtico doctus cum libro llamado Francisco Javier Puerto Sarmiento. Se trata del típico académico español de “pura cepa”, de esos que se levantan cada mañana encantados de haberse conocido y pasan el día en su despacho, leyendo el Marca, sacando brillo a sus títulos institucionales y basando sus publicaciones en los nuevos datos aportados por confiados chavales de doctorado y post-doctorado de la Complutense que jamás verán sus densas tesis publicadas.


Laboratorio alquímico del Museo de Farmacia Hispana

Finalmente optamos por grabar en los exteriores del formidable laboratorio construido por Felipe II en San Lorenzo de El Escorial, conocido en su tiempo como “la casa para destilar las aguas”. Se trata de un complejo arquitectónico de notable tamaño, independiente del cuerpo principal del monasterio, aunque adosado a su torre de la botica. Su estratégica situación aprovecha un manantial de aguas cercano. En su lado opuesto comunica con la llamada Casa de la Compaña, que en la actualidad alberga el Real Colegio Universitario María Cristina.


Casa para Destilar las Aguas en San Lorenzo de El Escorial
Pulsa aquí para ampliar la imagen

Este laboratorio había sido descrito desde antiguo por varias plumas, como la del viajero Jean L'Hermite (1560-1622), que nos dejó algunos diseños de su aparataje. Sin embargo fue Mar Rey Bueno quien supo situarlo por primera vez dentro del complejo escurialense. Si queremos valorar su magnitud debemos compararlo con instalaciones similares de otras cortes renacentistas. Si lo hacemos, Felipe II gana por goleada.
 

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Comentarios (6)

* Comentario de Molitor |12.6.09|: Estimado Rodríguez: Por cierto felicidades, llegamos a unas fechas en la cuales haciendo honor a tu apellido "RODRÍGUEZ", algunos desearíamos. Las aseveraciones que haces de estos estamentos públicos (de todo hijo de madre conocidas) creo tienen solución (peligrosas). El organigrama de estas instituciones es muy simple (1 persona 1 jefe). ¿Y si fueras directamente al jefe? Quizás tuvieras alguna sorpresa. La vejez mueve muchas puertas. SALUDOS de MOLITOR.

Jose Sánchez Agudo

* Comentario de José Rodríguez-Guerrero |16.6.09|: Estimado Molitor: En primer lugar decirte que publico tu comentario porque aparece tu nombre real en el correo que me enviaste. Yo lo de los seudónimos y alias lo llevo mal, porque quiero que en este blog, y en mi revista, todo el mundo se haga responsable de sus opiniones, yo el primero. Sobre lo que propones, debo decirte que el problema de las instituciones es de ellas y no mío. Si ellas dan un número de contacto, deberían tener una persona competente en esa dirección. De todas formas te diré que (por lo que me han comentado los de TVE), han hablado con "altas esferas" de ambos museos y han resultado peores que los meros administrativos.
Saludos cordiales,

José Rodríguez

* Comentario de Mar Rey Bueno |12.6.09|: ¡Vaya foto de la Mansión de las Aguas, Jose! Creo que te la voy a "piratear" para incluirla en mis charlas sobre el tema, pues nunca había tenido una imagen tan estupenda como ésta. Creo imaginarme cuando la tomaste, ¿fue el pasado septiembre?
Me alegra que hagas pública la negativa que has recibido de dos instituciones como el Museo de Farmacia Militar y el Museo de la Farmacia Hispana para grabar en su interior. En este último caso, los de La 1 deberían haberse dirigido a Patrimonio de la Complutense, pues estoy segura de que habrían conseguido filmar en el Museo. De cualquier forma, teniendo un monumento vivo y real como es El Escorial, ¿para que recurrir a sucedáneos de medio pelo?
Es asombrosa la desidia que planea por los medios académicos y, mayor aún, si te centras en la Historia de la Farmacia de la UCM. Hace cinco años que me fuí de allí, con un buen saco de ilusiones rotas y una trayectoria profesional truncada, después de haberle dedicado trece importantes años de mi vida. Excepción hecha de una beca de tres años y un contratillo de once meses, el resto del tiempo me autofinancié mi investigación. Poco a poco fui publicando los resultados de mis búsquedas por archivos y bibliotecas, hasta conseguir un Premio Extraordinario de Doctorado que muy pocos pueden presumir de tener. El día que me harté y planté cara a una de las muchas puñaladas traperas que recibí en esa antigua cátedra me señalaron la puerta de salida. Tardé 24 horas en desmontar trece años laboriosamente construidos. Las últimas palabras que oí de boca de Javier Puerto fueron :"¿crees que fuera de aquí vas a conseguir algo? Fuera de este ámbito estás muerta". Pues bien, cinco años después puedo decir que he organizado una exposición en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, "La Biblioteca Mágica", de cuyo catálogo se presume en el mismísimo Rectorado de la Complutense; he sido invitada por el prestigioso Wellcome Trust Centre for the History of Medicine at UCL (Londres) para hablar de mis investigaciones sobre Felipe II y la alquimia; he organizado, junto a Miguel López, la Conferencia Internacional "Lastanosa. Arte y Ciencia en el Barroco" (Huesca, 2007), auspiciada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses, dependiente de la Diputación de Huesca; he dado la conferencia inaugural del Congreso Internacional "Chymia. Science and Nature in Early Modern Europe (1450-1750)"; he editado mi primer libro en inglés, The Gentleman, The Virtuoso, The Inquirer. Vincencio Juan de Lastanosa and the Art of Collecting in Early Modern Spain, monografía publicada por Cambridge Scholars Publishers y que cuenta con aportaciones tan interesantes como las de Harold J. Cook, John Slater, Antonio Barrera, Jorge Cañizares, Daniela Bleichmar, María Portuondo, William Eamon, Bruce Moran, Rafael Chabrán y Anne Goldgar; he publicado mi primer artículo en inglés, que verá la luz a finales de este año en un número especial de Medical History... eso, por no hablar de los tres ensayos que he publicado desde que salí de la Facultad de Farmacia, así como de unos cuantos artículos publicados en revistas nacionales. ¿Muerta? Para que yo deje de investigar hay que pegarme un tiro, porque necesito leer documentos viejos y papeles enmohecidos como el aire. Imagino que si Puerto leyera este comentario se reiría en su cómoda poltrona y diría algo así como "si, si, tú presume de publicaciones y curriculum que no te van a servir para nada, yo sigo siendo el catedrático y tú eres pasado". Bien, razón no le falta. Es evidente que respiro por la herida, que ni he perdonado ni, mucho menos, olvidado y que no pienso hacerlo ni aunque viviera cien años. Pero también tengo muy clara una cosa: Javier Puerto es de esos que viven para el juicio de la Historia, deseoso de trascender por su obras. Pues bien, lo va a conseguir, tal y como le dije en el último mail que le envié, hace ahora cinco años: vas a pasar a la Historia por haber sido el responsable de que la Historia de la Farmacia acabase contigo. Porque si de algo pueden presumir en esa santa casa es de aniquiladores: después de ellos, el diluvio. Con su pan se lo coman. Yo, afortunadamente, me lo como con el mío propio.
Besos.

Mar Rey

* Comentario de José Rodríguez-Guerrero |16.6.09|: Mar, desde la admiración que te profesa un simple lector como yo que, modestamente, sólo me fijo en el contenido, y no en el continente, porque no debo  nada a los medios académicos; lo que tienes que hacer es pasar de la gente mediocre.  Nadie fuera de España sabe quién es Sarmiento. Lo conocen en su casa, a la hora de comer, y poco más. Por ejemplo, yo acabo de llegar de Italia, y si hubiera mencionado el apellido "Sarmiento" en cualquier Departamento de Historia de la Ciencia de allí, me habrían dicho: "Ah, María Sarmiento, que fue a cagar y se la llevó el viento". Ella es muuuucho más famosa.
Este hombre es como una reliquia y sus libros son una vuelta al estilo decimonónico de las universidades coloniales. Además, estoy seguro de que si él leyera tu comentario, antes de ponerse a pensar nada, se metería en Google para buscar el nombre de "
Harold J. Cook" y entender de quién demonios le estás hablando.
Besos,

José Rodríguez

* Comentario de Iván Elvira  |12.5.09|: Saludos José,

Sólo quiero decirte que me alegro mucho de que seas precisamente tú el que vaya a divulgar temas relacionados con la alquimia en la televisión pública. Lo digo porque creo esto es un síntoma de que se reconoce (de que se conoce, en definitiva) tu trabajo de Azogue. Tan sólo decirte que nos informes del día en concreto en el que se va a emitir el programa, porque te aseguro que no me lo voy a perder. Además, lo que has escrito acerca del lío del emplazamiento de la entrevista me ha recordado un montón de cosas acerca del panorama académico en España. Me refiero a que lo que has dicho acerca del tal Sarmiento lo podría decir yo mismo de otros muchos que he tenido la mala suerte de conocer. La verdad es que no puedo reprimir la rabia que me da ver cómo está el tema en España: pasotismo, nepotismo, botaratismo, no sé, se me ocurren tantos -ismos que mejor me callo.
Un abrazo,

Iván Elvira

* Comentario de José Rodríguez-Guerrero |16.6.09|: Gracias por tu interés Iván. El programa se llamará “Sacalalengua” y lo quieren empezar a emitir en septiembre, en horario de máxima audiencia. El dedicado a los “lenguajes secretos”, con la alquimia incluída, es el número ocho de la serie. Está montado como un documental cultural y divulgativo sobre el lenguaje, en el que tres reporteros recorren España “buscando palabras”. Entrevistan a expertos en diferentes temas para explicar el origen de términos o expresiones que hoy usamos todos habitualmente. Yo les comenté que la alquimia también ha tenido sus aportaciones dentro del lenguaje popular español: “destilar”, “alambique”, “baño maría”, “serpentín”, “aguardiente”, etc. No sé qué tal habrá quedado, pero la temática de la serie me pareció de lo más curiosa e interesante.
Sobre el tema de los académicos desfasados, te diré que colman el panorama español, pero lo mismo pasaba en otros países, hasta que aparecieron personas con ganas de trabajar que se ganaron puestos claves en las instituciones: Guy Beaujouan, Danielle Jacquart, Robert Halleux, Joachim Telle, Paolo Lucentini, Vittoria Perrone Compagni, Cesare Vasoli, Charles Burnett, Sylvain Matton, Carlos Gilly, etc. Hay que intentar que alguien así aparezca en alguna institución española en relación con la historia de la alquimia, el hermetismo o el esoterismo. No es algo imposible. Luis García Ballester era un ejemplo dentro de la historia de la medicina. Miguel Benítez Rodríguez lo sigue siendo en la historia de la filosofía clandestina. Quiero pensar que todo es cuestión de paciencia. En cualquier caso, si te soy sincero, me da igual, porque a mí personalmente ni me da ni me quita nada.

Te mando un fuerte abrazo,

José Rodríguez

 

Ad úsum delphini.
Viernes, 5 de junio de 2009.

Otro año más me he pasado por la Feria del Libro de Madrid y de nuevo regreso con la impresión de que no hay nada interesante que se publique en español. Poco o nada tienen que hacer aquí las personas interesadas por los estudios serios sobre la alquimia o las prácticas afines: hermetismo, rosacruces, paracelsismo, pansofistas, etc. En cambio, no habrá ningún problema si lo que se busca es el esoterismo barato y la chapuza académica.


Elena y yo en la feria

Por citar una cosa con algo de enjundia, puedo mencionar la traducción completa de la Fuga de Atalanta de Michael Maier (1568-1622), a cargo de Ediciones Atalanta. Existía en español una versión anterior de Ediciones Tuero (1989), con un estudio iconográfico de Santiago Sebastián, pero se limitaba a reproducir los emblemas y a traducir sus lemas, omitiendo los epigramas iniciales, el prólogo y los cincuenta discursos que dan verdadero sentido a la obra.

Al margen de la alquimia, recomendaría el Diccionario de Mitología Griega y Romana, de Herbert Hunger y Christine Harrauer, traducido del alemán por Herder Editorial. También es destacable el primer volumen de las Obras Completas de Filón de Alejandría (20 a.C.-50 d.C), muy bien preparado por José Pablo Martín para Trotta Editorial. Filón resulta fundamental para entender el empleo de la alegoría como herramienta para armonizar diferentes sistemas de pensamiento, algo que fue muy habitual en el hermetismo y en la literatura alquímica desde muy tempranas fases.

Antes de marcharme pasé por Patrimonio Ediciones para ver su nuevo facsímil del Splendor Solis, basado en el Ms. allem. 113, fechado en 1577, de la Bibliothèque Nationale de París. El trabajo de reproducción es bueno y viene acompañado de un estudio a cargo de Alejandro García Avilés y Carlos Espí Forcén, profesores ambos del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. El ejemplar de la feria ha sido preparado exclusivamente para su exposición, ya que el resto de la tirada no se empezará a entregar hasta septiembre de este año.


Facsímil del Splendor Solis a cargo de Patrimonio Ediciones

Curiosamente, otra versión del Splendor Solis, la correspondiente al manuscrito Harley 3469, fechada en 1582 y hoy conservada en la British Library, está siendo preparada por Moleiro Editor.

Sinceramente, no entiendo la paranoia que les ha entrado los autores de facsímiles por editar todos la misma obra. Si se han creído que las diferentes versiones del Splendor Solis son una especie de “Beatos” de la alquimia, se equivocan de pleno. Lo único que hacen es fomentar una competencia estúpida y creo que así se comerán muchos de los ejemplares con patatas. Esta copia de Moleiro, por ejemplo, ya fue sacada a la luz por Kegan Paul en 1920, con comentarios del teosofista Julius Kohn, y es fácilmente adquirible en librerías anticuarias. Incluso las pruebas de imprenta y notas complementarias se conservan en los MSS.4853 y 4854 de la Wellcome Library de Londres. Ciertamente es una edición para esoteristas y de una calidad no comparable con lo que quiere hacer Moleiro, pero el manuscrito es ya muy conocido, con sobresalientes reproducciones en Internet, y pienso que no tiene sentido su publicación en casi-original.

El facsímil más justificado del Splendor Solis apareció ya en 2005 a cargo de Wissen Media Verlag. Se trata del manuscrito 78D3 del Kupferstichkabinetts der Staatlichen Museen de Berlín. Contiene la versión ilustrada más temprana, fechada en 1532-1535, y viene acompañado de un tomo con excelentes estudios, muy difíciles de superar, a cargo de reputados especialistas en alquimia e iconografía: Ursula Götz, Michael Roth, Joachim Telle, Jörg Völlnagel y Jutta Zander-Seidel.

La editorial Krewel-Werke de Colonia, publicó en 1972 otro facsímil, esta vez del MS. Germ. fol. 42, conservado en el Staatsbibliothek Preussischer Kulturbesitz de Berlín y fechado en torno al año 1600.

Yo preferiría que viera la luz un facsímil de otro tratado alquímico ilustrado, como el magnífico ejemplar de la Aurora Consurgens conservado en la Biblioteca Universitaria de Praga, que reproduce el más temprano ciclo integral de ilustraciones de esta obra, muchas de ellas desconocidas para los aficionados a la alquimia y ausentes del célebre códice Rh172 de la Zentralbibliotech de Zúrich. Otro sencillo ejemplo sería el manuscrito Sloane 2560, de apenas quince folios deliciosamente ilustrados con los procesos de la obra alquímica. En fin, los casos serían innumerables, pero me temo que nos quedaremos con las ganas de verlos publicados.

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Comentarios (2)

* Comentario de Mar Rey Bueno |17.6.09|: Querido Jose,
Cada día soy más reacia a visitar librerías, ferias literarias y demás entornos librescos. Debo ser muy especial pero no consigo encontrar nunca títulos sugerentes. El negocio literario se ha convertido en una sucesión interminable de novelas de medio pelo y yo, como hace tiempo que me decanté por el ensayo y son muy pocas las novelas que me interesan, he decidido que no se me ha perdido nada en las grandes superficies dedicadas a "libros". Encontrar ensayos que merezcan la pena en esos lugares resulta, cada vez más, una tarea de titanes. de ahí que todas mis compras sean vía internet. Mi último vicio confesable reside en comprarme todo lo que se me encapricha y mi economía puede permitirse en Iberlibro.
Respecto a las múltiples ediciones de Splendor Solis... para mí es un ejemplo manifiesto de la ignorancia que gobierna muchas de estas editoriales de facsímiles. Se trata de modernos filibusteros con traje y cobarta a la búsqueda de incautos compradores. hablo así porque he tenido oportunidad de tratar en profundidad con uno de ellos. Tras varias comidas y una cuantas botellas de vino nos confesó (a Miguel y a mí) cuánto valía una edición facsimilar. Nos puso como ejemplo un volumen en folio, más de 500 páginas, que él vendía por el módico precio de 2.500 euros la unidad. Pues bien, ¿sabes por cuánto le salía cada uno? Una vez pagado el papel, la publicidad (fastuosa), la imprenta, el diseño y todo lo que te puedas imaginar... pues, aproximadamente, nos dijo, en unos 200 euros. Imagino que sería menos, porque estas cifras siempre se suelen inflar. Argumentaba que, claro, hay que cubrir las posibles pérdidas derivadas de no vender toda la tirada... aunque, si tenemos en cuenta que se trata de una edición vendida de antemano, tras ofrecerla a la cartera de clientes habituales...
No sé, no entiendo eso de los facsímiles. Quizás sea porque a mi me interesa el contenido de una obra, no tanto su continente. Evidentemente, me fascina contemplar la belleza de un ejemplar, valorar el trabajo con que fue hecho, pero siempre y cuando sea el original. Un facsimil no deja de ser una copia, por muy buena que sea.
Respecto a porqué todos editan lo mismo, pues también me resulta evidente: son simples aficionados, que miran al prójimo y le imitan. Sucede aquí como en todos los ámbitos de la vida: sale un nuevo yogur y todos a imitarlo; se inventan una nueva bebida, y todos detras a sacar imitaciones. Como decía Unamuno, que inventen otros.
..
Besos.

Mar Rey

* Comentario de José Rodríguez-Guerrero |17.6.09|: Evidentemente el tema de los facsímiles tiene mucho de antojo. Juegan con las "philias" del bibliófilo. No obstante, si uno es despierto puede encontrar un precio razonable. La copia del Splendor de Patrimonio sale por 6000 eurazos y yo lo compré hace dos años (cuando todavía no estaba ni medio proyectado) a un total ridículo, que prefiero no decir para no comprometer al editor. Aquí hay que saber regatear y moverse entre tiendas ya que, al fin y al cabo, te mueves entre vendedores de libros y la competencia entre todos ellos es brutal. Tú misma lo puedes comprobar en Iberlibro, o en su hermano mayor, Abebooks (mi gran favorito), donde ejemplares un mismo libro pueden variar entre los 600 y los 60 euros, según el parecer del librero de turno. Por ejemplo, hace poco compré el Magyar alkémisták de László Szathmáry por apenas 25 euros, a un librero canadiense que no debía tener ni idea de lo difícil que es encontrar esta obra.
Cambiando de tema... a ver si pronto vemos por la Red un cuaderno de notas "quintaessential"... Sería un disfrute para todos los amantes de los licores bien destilados.
Besos,

José Rodríguez

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Acerca de este weblog

Opus magnus es el nombre que he elegido para encabezar un pequeño cuaderno de notas, cuyos contenidos están relacionados con el día a día de mi afición a la alquimia. Incluiré en él una serie de comentarios, redactados todos en un tono informal, que no tendrían cabida, ni sentido, en un texto académico.
 


Dicta philosophorum

“Sabed que todo el misterio de la alquimia se contiene en tres máximas: La Naturaleza seduce a la Naturaleza; la Naturaleza triunfa sobre la Naturaleza; la Naturaleza domina a la Naturaleza”.

seudo-Demócrito. (s. I d.C).
Cuestiones Naturales y Misteriosas.


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Sobre el autor

Una de mis grandes aficiones es el estudio de los textos alquímicos. En relación a este asunto, me encargo de editar la revista Azogue, y de formar una pequeña biblioteca que pueda servir a otras personas interesadas en la misma materia.

Datos del autor (en inglés).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

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