- MAR REY BUENO, "Alquimia en la corte de Carlos II (1661-1700)", «Azogue», nº 3, Enero - Junio 2000, URL: http://www.revistaazogue.com 

Mar Rey Bueno

ALQUIMIA EN LA CORTE DE CARLOS II (1661-1700)

 

 

Carlos II
11 de Noviembre de 1661 - 1 de Noviembre de 1700

 

 

El 1 de noviembre, día de Todos los Santos, de 1700 fallecía en Madrid Carlos II, último descendiente de la rama española de los Habsburgo. Cuarenta y dos días de agonía pusieron fin a treinta y nueve años de vida jalonados por numerosas enfermedades. La salud de Carlos II fue un tema de constante preocupación para la corte española y las cancillerías europeas con pretensiones sobre la corona hispánica. Especialmente interesantes, desde el punto de vista de la historia de la medicina, son los últimos diez años de vida del monarca. En 1693 y 1696 superó dos situaciones críticas que hicieron temer por su vida. Desde 1698 y hasta su fallecimiento, dos años después, la situación fue deteriorándose sin remedio. La manifiesta incapacidad de los médicos reales por solucionar los problemas del monarca hicieron posible la llegada a la corte madrileña de numerosos personajes procedentes de sectores extra-académicos que, directa o indirectamente, influyeron en la terapéutica aplicada al rey (1) .

Tradicionalmente, los más conocidos han sido los exorcistas que intentaron conjurar el supuesto maleficio que impedía al monarca una sucesión normal. Los exorcismos aplicados al rey calaron tan hondo en la sociedad española de la época, que fueron el motivo del sobrenombre con que, hasta la actualidad, ha sido conocido Carlos II: el Hechizado.

Paralelamente a los sucesos exorcísticos se estaban produciendo otros, de carácter marcadamente alquimista, que han permanecido ocultos al conocimiento general hasta fechas recientes. En el verano de 1698 llega a Madrid, procedente del reino de Nápoles, Roque García de la Torre, oficial de escribanía natural de Alcira (Valencia). Inmediatamente intenta entrar en contacto con personas cercanas al monarca y envía un memorial a Palacio, donde expone poseer las notas necesarias para elaborar un remedio secreto capaz de prolongar la vida del rey y hacer posible su sucesión natural. Roque, conocedor de los problemas que acuciaban al rey, decidió trasladarse a la corte y ofrecerle sus conocimientos encaminados a la obtención del elixir o panacea universal (2).

 

 

1.- La alquimia elevada al status de arte real

En los siglos XVI y XVII la alquimia se transformó en una actividad noble, practicada en círculos cortesanos, debido fundamentalmente a dos razones: la alquimia se presentaba como la llave para el conocimiento de la naturaleza y los saberes divinos, complemento ideal de la ideología de derecho divino de los monarcas, además, la práctica de la alquimia requería riqueza y la posesión de virtudes propias de reyes, tales como la constancia, piedad, humildad y altruismo. Los monarcas nunca se negaron a aquellas propuestas de aumentar su riqueza. Los alquimistas ganaron el mecenazgo de las cortes europeas por sus promesas de ganancias. Este fenómeno se desarrolló, fundamentalmente, en los principados del Sacro Imperio Germano. Entre los príncipes alemanes cultivadores de la alquimia y protectores de alquimistas destacan los Electores de Brandenburgo, los duques de Braunschweig-Wolfenbüttel y el Landgrave de Hesse-Kassel. Todos ellos, con su patronazgo, legitimaron nuevas actividades empíricas y le dieron una autoridad que no habría sido posible dentro de las convenciones pedagógicas de las tempranas universidades modernas (3).

En España también se produjo este hecho. Felipe II figura entre los máximos interesados por la alquimia de la segunda mitad del siglo XVI. Tradicionalmente se ha considerado que el interés de Felipe por la alquimia era meramente material: no fue un adepto del arte sagrado, sino que pretendió utilizarlo para conseguir su objetivo, que era la obtención del oro que precisaba. Ya hemos demostrado que el interés de Felipe II también iba encaminado a la preparación de medicamentos químicos. Esta nueva faceta posibilitó la entrada en España de nuevas corrientes paracelsistas, en un momento en el que la Contrarreforma había cerrado el país a cualquier idea renovadora procedente de los estados protestantes.

Los gustos de Felipe II probablemente influyeron en su sobrino Rodolfo II, emperador de Austria entre 1576 y 1612, y que residió en la corte española desde 1564 a 1571. Rodolfo II transformó la corte imperial de Praga en un núcleo de alquimistas, astrólogos, magos, pintores y astrónomos (4). Patrocinó la alquimia como un lenguaje de mediación entre distintas confesiones religiosas. Su corte se transformó en refugio de alquimistas en el período comprendido entre el fin del Concilio de Trento y el estallido de la Guerra de los Treinta Años. Estos alquimistas decían poseer la llave para la reforma total del conocimiento. Dicha reforma ofrecía un gran potencial de reconciliar las guerras religiosas y curar los cismas políticos y religiosos del Sacro Imperio Germano (5).

Esta relación de la alquimia con la religión también se produjo en la corte española en los últimos años del siglo XVI, si bien la intención era distinta. La alquimia estaba penada por la Iglesia, lo que entraba en contradicción con los intereses de Felipe II, rey católico por excelencia. En 1593, cuando ya estaba funcionando a pleno rendimiento el laboratorio de El Escorial, aparece una pequeña obra encaminada a orientar a Felipe II en una cuestión fundamental: cómo diferenciar entre el alquimista verdadero y los embaucadores. Se trata del Toque de Alquimia de Richard Stanihurst. Lo verdaderamente interesante del texto es que exige al alquimista virtudes propias de un buen católico. Con ello la alquimia pierde los componentes que la hacían sospechosa ante la Iglesia (6) . Stanihurst era un irlandés católico que estuvo asociado al regimiento de los ingleses católicos de Sir William Stanley, soldado inglés que se alió con Felipe II en los Países Bajos (7). Fue testigo en Londres, en 1578, de experimentos encaminados a convertir cobre en plata. Tras comprobar esta transmutación:

  • cierto"quedé convencido, haviendo hasta entonces sido de opinión que era imposible lo que el arte prometía y que esta evidente prueba que el primer motivo por el cual me moví a poner y aplicar mi entendimiento en el estudio y práctica desta secreta sciencia"
  • Entre 1592 y 1595, Stanihurst permaneció en la corte de Felipe II. De esta fecha data su escrito dedicado al monarca (8), donde distingue tres aplicaciones de la alquimia:

  • "El efecto cumplido que ésta promete y puede cumplir consiste en tres puntos: el primero, en hazer medicinas sólo para la salud humana; el segundo, en medicinas que sirven sólo para quitar y limpiar las enfermedades de los metales. El terçero y úlitimo, en componer una medicina que sirva assi para curar las enfermedades humanas como las metálicas, y aqueste es el más principal de los tres" (9) .
  • Esta cristianización de la alquimia prosigue en el siglo XVII. La obra de Christophoro Parisiense Summa Menor (1612) identifica al buen alquimista con el buen católico. Consideraba la alquimia como algo que se recibe por iluminación, una revelación que Dios otorga a las personas que, por su elevada moralidad, lo merecen. Como la alquimia concede mucho poder al multiplicar el oro, Dios sólo la revela a los hombres virtuosos. Como la monarquía española es la máxima representante de la causa divina, merece que le sean revelados los secretos del arte transmutatorio (10).

    En esta línea se mantiene Roque García de la Torre. En el memorial que envía a la corte española, insiste en recalcar su conciencia limpia y desinteresada de todo bien temporal, cualidades que le han merecido ser elegido por Dios para elaborar un remedio conveniente a la salud de Carlos II, quien se halla con todas las circunstancias y virtudes necesarias para ser digno receptor:

  • "Pues dizen que este es un thesoro que lo tiene Dios reservado para sus electos y para aquellos que tienen intención de aplicarlo a su santo servicio y beneficio de el Próximo a cuyo intento dize un soberano ingenio = Hec vera scinetia aut invenit, aut facit hominem sanctum = Y assi espera en la misericordia de Dios ver logrado su buen celo gozando Vuestra Majestad de perfecta salud y juntamente la dilatada sucesión que deseamos"
  •  

     

    2.- Roque García de la Torre y su elixir vitae

    Roque dedica gran parte de su escrito a hacer una exposición detallada de las cualidades del elixir universal:

  • "Pues tomando de ella la cantidad de un grano de trigo en apropiado licor sana la enfermedad más insanable y renovando el calor natural lo vuelve a su mayor vigor, por el cual medio puede el hombre alargar los días de la vida hasta el término por Dios prescripto"
  • e incluso incluye ejemplos ilustrativos de las maravillosas virtudes del elixir:

  • "Afirma Arthefio (11) rey que fue de los exipcios en el tratado que el propio escribió del lápiz que por medio de esta divina medicina vivió 900 años. Y como la experiencia lo muestra en un hombre llamado Federico Gualde, pues por medio de ella vive de edad de 400 años, el cual se ausentó de Venecia en el mes de septiembre del año de 1686 y de él habla la Gaceta de Holanda de 3 de abril de 1687 y a la cual me remito y hay opiniones muy ciertas de que se conserva en vida y que está en Inglaterra"
  • El memorial llega al conde de Benavente, sumiller de corps de Carlos II, que, tras una serie de contactos con diversas autoridades médicas palatinas, decide aceptar la propuesta del alquimista valenciano. Éste entra al servicio real en septiembre de 1698 y su trabajo será supervisado por Juan del Bayle, encaregado en aquel entonces de la elaboración de medicamentos químicos en el recientemente creado Real Laboratorio Químico (12).

    Parece ser que el rey llegó a enterarse de la presencia del alquimista encargado de prepararle el elixir vitae, pues en una carta enviada a Benavente por su secretario se dice:

  • "El Rey nuestro Señor resolvió se pusiese un laboratorio que se tuve a Leganitos en frente de la Alcantarilla con asistencia de D. Juan del Bayle y mía de orden de Su Excelencia" (13) .
  • La siguiente referencia que tenemos sobre Roque García de la Torre es la noticia de su partida, el día 11 de septiembre de 1699. ¿Qué había ocurrido en ese año transcurrido en la Corte?. De ello tenemos conocimiento por un informe realizado por Juan del Bayle, dirigido al sumiller de corps. Entre ambos se establece una atípica relación epistolar a lo largo del año de estancia del alquimista. Bayle no deja de ser un empleado más de la Real Cámara, situado en un escalafón jerárquico muy intermedio, mientras que Benavente era la mano derecha del monarca. La relación normal entre ambos sería a través de numerosos intermediarios burocráticos, nunca tan directa como la que ha quedado escrita. Esto viene a corroborar el carácter secreto de las manipulaciones de Roque y la gran importancia dada por Benavente a los posibles resultados obtenidos por el alquimista.

     

     

    3.- Transmutaciones fallidas en el laboratorio de Leganitos.

    Una vez aceptada la propuesta de Roque García de la Torre, se le instala en una casa situada en la calle de Leganitos. Es decir, se acepta que trabaje para intentar elaborar el elixir universal capaz de sanar al rey, pero se le aleja lo suficiente de la corte como para que su figura permanezca oculta.

    Inicialmente, se procedió a acondicionar la casa de Leganitos para las actividades que allí se iban a realizar. Se construyó un horno filosófico, imprescindible para las manipulaciones de cualquier alquimista, y el mismo Roque se encargó de comprar todos los materiales de laboratorio necesarios: alambiques, retortas, vasos filosóficos, así como materia prima vegetal y mineral con la que iniciar la elaboración de su remedio.

    Iniciado su trabajo, rápido da muestras de cierta negligencia, que no pasan inadvertidas para Bayle. Tras una primera amonestación, el alquimista promete terminar su trabajo para el mes de abril, pero el tiempo transcurre y el remedio no acaba de tomar forma real. Vuelven a producirse las amonestaciones y Roque promete finalizar el elixir en junio. Bayle comprueba, al poco tiempo, que no se iba a realizar el encargo y pide permiso para abandonar su supervisión. Roque, al quedarse solo, y conocedor de su incapacidad para lograr obtener el remedio universal, recurre al conde de Benavente, solicitando se le transpasen todos los experimentos a Bayle. Ante tal petición, el sumiller le preguntó cuánto faltaba para finalizar el proceso, a lo que Roque respondió que sólo dos meses cociendo, cosa que podía hacerse en el mismo cuarto del sumiller, vigilado por una criada. Benavente se negó a aceptar esta proposición:

  • "no doy lugar a eso sino que D. Roque la trabaxe esos dos meses y trate de cumplir lo que tiene ofrecido que aqui no lo buscabamos se nos vino ofreciendo haçerla y si nos hubiera puesto contingençias no se le hubiera oido"
  • A su vez, Benavente le comunicó a Bayle

  • "no le he admitido esto por que si la pone en tu poder y no sale dentro los dos meses se escusara que no se a hecho lo que él dixo y de este modo no tendra escusa"
  • Regresa de nuevo Roque al laboratorio de Leganitos. Concluido el plazo dado por el sumiller, Juan del Bayle le visita y observa que el experimento seguía igual. Bayle decidió trasladar todo el material a su casa e hizo escribir a Roque una carta explicando todo.

     

     

    4.- Novatores alquimistas.

    La carta está fechada en 11 de septiembre de 1699 (14) . En ella, Roque informa que se halla muy enfermo

  • "habiendo procedido mi Indisposiçion de haver travaxado en el asunto que estuvo a mi cargo, por recibir los átomos que la materia exhalaba"
  • Al parecer, este accidente se agravó en junio, y le mantuvo postrado, con peligro de su vida. Por este problema de salud no pudo concluir el asunto para el cual había sido contratado. Solicitó permiso para retirarse y cambiar de aires. Prometió que, si recuperaba la salud, se pondría a trabajar allí donde estuviera. Entregó todo lo que tenía escrito a Bayle, pues le consideraba hombre de gran virtud y con gran ciencia para llevar a término el asunto.

    La actitud de Roque no es de extrañar. Probablemente tuvo conocimiento de alguna receta alquímica donde se prometía la obtención del elixir de la larga vida y decidió probar suerte en la corte española. Aprovechó su estancia en ella, viviendo, según palabras de Bayle,"a todo regalo de mesa, bolsillo y vestir". Contrató los servicios de un criado y una criada, renovó su vestuario, pagó las deudas contraídas con diversas personas, envió dinero a su casa y se le adelantaron diversas sumas, aparte de cobrar los honorarios que le había sido concedidos en razón de su trabajo (15) .

    Durante su enfermedad estuvo asistido por Juan del Bayle y Juan de Cabriada (16), médico real. No deja de sorprender que dos especialistas reputados como Bayle y Cabriada cayeran en las redes de un embaucador.

    Tras la huida de Roque, Bayle y Cabriada quedaron encargados de finalizar el experimento alquímico. El punto de partida fueron unas piedras azules, elaboradas por el alquimista, que el espagírico mayor recuperó del Laboratorio de Leganitos y decidió continuar trabajando:

  • "seguiré todo lo que ofreció D. Roque si se me da orden beneficiaré la piedra azul y lo que ya tengo adelantado a hacer una medicina que será todo consuelo"
  • Las dos piedras, si bien no tenían nada de oro, si contenían algo de cobre y plata y Bayle insinuó que con ellas podía confeccionar tintura y magisterio "que son bonísimas medicinas". Para ello, comenta que ya tiene fabricados todos los instrumentos. Estas son las últimas noticias que tenemos sobre la preparación del remedio secreto, el cual, en caso de ser elaborado, no tuvo ningún efecto, pues Carlos II fallecía pocos meses después.

    Mar Rey Bueno
    mreybueno@wanadoo.es

     


    NOTAS

    1. REY BUENO, M. (1998), El Hechizado. Medicina, alquimia y superstición en la corte de Carlos II (1661-1700), Madrid.

    2. El memorial, de siete folios de extensión, es un manuscrito que se conserva en el Palacio Real de Madrid, AGP (Archivo General de Palacio), SA (Sección Administrativa), leg. 429. La figura de Roque García de la Torre y su actividad en la corte madrileña fue el motivo de la tesis de licenciatura: REY BUENO, M. (1994), Consideraciones sobre un manuscrito alquímico de la Real Botica, Madrid, Facultad de Farmacia, U.C.M.; y de un posterior artículo: REY BUENO, M. y ALEGRE PÉREZ, M.E. (1995), "Roque García de la Torre, alquimista al servicio de Carlos II", Llull, 18, pp. 567-585.

    3. SMITH, P. (1994), "Alchemy as a Language of Mediation at the Habsburg Court", Isis, 85, pp. 1-25.

    4. CARRINGTON BOLTON, H. (1904), The Follies of Science at the Court of Rudolph II: 1576-1612, Milwaukee; ERLANGER, P. (1971), L'Empereur insolite Rodolphe II de Habsburg, 1552-1612., París y EVANS, R.J.W. (1984), Rudolf II and His World, Oxford.

    5. SMITH (1994), pp. 6-7.

    6. ESTEVA DE SAGRERA, J. (1993), "La alquimia y la política imperial de los Austrias", en: CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, F.J. (dir.), La ciencia en el monasterio del Escorial, San Lorenzo de El Escorial, 2 vols., tomo I, pp. 191-205.

    7. LOOMIE, A.J. (1963), The Spanish Elizabethans. The English Exiles al the Court of Philip II, New York; LENNON, C. (1981), Richard Stanyhurst the Dubliner, 1547-1618, Blackwok.

    8. STANIHURST, R. (1593) ,El Toque de Alquimia. Manuscrito de la BNM (Biblioteca Nacional de Madrid), n1 2058, tomo 5, ff. 248-257v1. A este trabajo han dedicado estudios LUANCO, R. (1889), La alquimia en España, Barcelona, pp. 77-80; ESLAVA GALÁN, J. (1987), Cinco tratados españoles de alquimia, Madrid, pp. 134-148 y TAUSIET CARLES, M. (1993), 'El Toque de Alquimia: un método casí infalible dedicado a Felipe II por Richard Stanyhurst", en: CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA (dir.), tomo I, pp. 525-558.

    9. STANIHURST (1593), ff. 249v1-250.

    10. La obra de Christophoro Parisiense es un manuscrito, adaptación de otro italiano del siglo XV. Se halla en la BNM, mss. 2151 y ha sido estudiado por PUERTO SARMIENTO, F.J. (1978), La alquimia en la España del siglo XVII, a través de un manuscrito existente en la Biblioteca Nacional de Madrid, Madrid, Tesis Doctoral inédita.

    11. Se refiere a Artefius, alquimista del siglo XI, del cual se conserva una obra titulada Artefii Clavis majoris sapientiae (Argentotari, 1699). No obstante la cita que se hace en el memorial corresponde a un texto atribuido a Artefio con posterioridad y conocido como "El Libro Secreto". Se trata de una obra muy difundida en el siglo XVII al formar parte, junto a otros dos tratados, de un volumen de gran éxito editorial. Consultar: - "Trois traitez de la philosophie naturelle non encore imprimez. S avoir: Le secret livre du tres ancien philosophe Artephius traitant de l'art occulte et transmutation metalique. Plus les figures hieroglyphiques de Nicholas Flamel avec l'explication d'icelles par le dit Flamel. Ensemble le vray livre du docte Sinesius... sur le mesme sujet. Le tout traduit par P. Arnaud", Paris. En los fondos manuscritos italianos se conservan versiones castellanas de este libro, por ejemplo: - Roma, Biblioteca dell'Accademia dei Lincei, MS. Verginelli-Rota 29: "Philosophia natural de tres Antiguos Filosofos Nomados Artephio, Flamel, y Synesio, que trata de Arte occulto, y de la trasmutacion de los Metales". La cita concreta dice: "Yo mismo, Artefius, que esto escribe, hace dos mil años que estoy en este mundo, por gracia de Dios omnipotente y por el uso de esta admirable quinta esencia".

    12. REY BUENO, M. y ALEGRE PÉREZ, M.E. (1996), "El Real Laboratorio Químico (1693-1700)" Dynamis, 16, pp. 261-290.

    13. AGP. SA, leg. 429.

    14. AGP. SA, leg. 429.

    15. Todos estos gastos aparecen perfectamente detallados en AGP. CRB (Cuentas de la Real Botica), leg. 6658.

    16. Juan de Cabriada es el paladín del movimiento novator, corriente renovadora de la ciencia española aparecida en el último tercio del siglo XVII, que pretendía modernizar las ideas terapéuticas y médicas. LÓPEZ PIÑERO, J.M. (1969), La introducción de la ciencia moderna en España, Barcelona.

     


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