- RICHARD STANIHURST, "Toque de Alquimia", texto editado por Pedro Rojas García, «Azogue», nº 4, 2001, URL: http://www.revistaazogue.com

 

Ricardo Stanihurst

TOQUE  DE  ALQUIMIA

 

PRESENTACIÓN:

Esta transcripción del "Toque de Alquimia" de Richard Stanihurst (1547-1618) debe compañarse del estudio crítico de la obra que he realizado junto a José Rodríguez Guerrero (1) . He tomado como base la versión original del texto que también es la única copia manuscrita conservada hasta el momento (2). El tratado expone a Felipe II los detalles que deben examinase antes favorecer la obra de cualquier alquimista. Viene a ser un código normativo pensado para orientar la labor del inversionista, o socio financiero, en materia de alquimia transmutatoria.

Pedro Rojas García

 

 

Notas:

1. - JOSÉ RODRÍGUEZ GUERRERO & PEDRO ROJAS GARCÍA, "La Chymica de Richard Stanihurst en la Corte de Felipe II", «Azogue», nº 4, 2001, URL: http://www.revistaazogue.com , cf. aptdo. IV.2.

2. - Madrid, Biblioteca Nacional, Manuscrito 2058, tomo 5, ff. 248r-257v, siglo XVI (1593).

 


 

 

[fol. 248r]

Un breve tratado intitulado El Toque de Alquimia, en el qual se declaran los verdaderos y falsos efectos del arte, y como se conosceran las falsas practicas de los engañadores y haraneros vagamundos.


Compuesto por Ricardo Estanihurst.
Dedicado a la Catholica Magestad.  


Lo contenido en este tratado


Cap[itu]o 1.
La prefacion a su Mag[esta]d Catholica.

Cap[itu]o 2.
Del nombre de alchimia y de su primer efecto, haciendo medicinas que solam[ent]e curan las enfermedades humanas.

Cap[itu]o 3.
Del segundo efecto que consiste en una medicina que cura solam[ent]e las enfermedades de los metales, y de la posibilidad suya.

Cap[itu]o 4.
Del tercer efecto que consiste en una medicina que cura las enfermedades humanas y las metalicas.

Cap[itu]o 5.
Como se conoscera el philosopho verdadero del sophistico engañador que no promete q[ue] esperanças y su trabajo para hacer las sobredichas medicinas.

[fol. 248v]


Cap[itu]o 6.
Como se conoscera si el que promete las sobredichas medicinas y echas y acabadas es sinçero philosopho o falso burlador.

CAPÍTULO PRIMERO
La prefacion a su Mag[esta]d

Catholica Magestad.
Haviendo cumplido con el mandato de V[uestra] Ma[gesta]d en haçer ciertas curiosidades que se contienen en aquella parte de la philosophia natural que se dice chimica, me pareció expediente hazer mas amplia demostracion del zelo y afiçion que devo a la persona real de V[uestra] Ma[gesta]d presentando aqueste breve tratado, en el cual se tocan los verdaderos efectos deste arte, y se ponen algunas observaciones en las quales (como el oro se prueva con el toque de la piedra) assi se diferencien los buenos y sabios philosophos de los falsos sophistos, engañadores, de los quales ay gran numero en esta nuestra era.
Esta noble arte en tiempo antiguo fue tan estimado que se amparava del escudo y protección de reyes y príncipes poderosos, y entre otros, hallo dos de los anteçesores de V[uestra] Ma[gesta]d muy aficionados a esta secreta sciençia: Philipe, Duque de Borgoña, y Roberto, Rey de Napoles. El Duque, haviendo alcançado la perfecçion della, fue tan rico, y de tanto dinero y joyas que, con su prudençia, valor y riqueça en su tiempo fue tenido estimado por el terror de todos los Reyes de Europa, y aun mantuvo tal tela contra el Rey de Françia no embargante q[ue] entonçes

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era el mas poderoso Rey de la [crist]iandad que le forço a que le acompañase al cerco que puso a la ciudad de Lieja, y en el asalto, entrando el Rey a bueltas de los demas soldados ordinarios, gritava en compañia dellos: Viva el Duque de Borgoña, como se quenta en las historias de Flandes de los valerosos hechos deste famoso Duque.
Y ay algunos que son de opinion, y no sin alguna provabilidad, que instituyo la Orden del Tuson por el bien afortunado succeso que tuvo en alcançar la perfecçion deste arte, y ay autores graves, de opinión que la fabula poetica del vellocino dorado no fue otra cosa sino que esta secreta sciençia estava escripta muy a clara, y sin alguna figura oscura en un libro que estava encuadernado con un cuero de carnero, y que Jason, curioso del arte, trato amores con Medea, la qual hurto el libro a su padre y lo dio a su enamorado, con que Jason alcanzo gran riqueça.
Empero lo que, mas que otra cosa, verifica la historia es que el mismo Duque escrivio un sabio y sustancial tratado, en el qual confiesa haver obtenido el señorio della, no esto impreso dicho libro, mas hallase en París, mano escrito, en la Libreria de los Reyes, del qual he visto una copia, entre los notables libros que tiene Ernesto, Principe Elector de Colonia, desta curiosa sciençia.
Roberto, Rey de Napoles, fue enseñado en esta misma sciençia del muy famoso philosopho Raymundo Lulio, natural de Mallorca, como paresce por diversos tratados que Raymundo dedico al mismo Rey.
Y en la misma manera podria muy de coraçon dessear q[ue] V[uestra] Ma[gesta]d tuviesse (si ya no tan profundo philosopho como Raymundo, pues en esta n[uest]ra era no se puede hallar) a lo menos un sabio

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y curioso escudriñador, el qual apartasse algunas provechosas perlas de las sabias obras deste tan famoso autor, y q[ue] emplease su talento en servicio de V[uestra] Ma[gesta]d, cuyo real zelo por todo el mundo se sabe no es otro que, con todo su poder y riqueça, mantener la [crist]iandad, oprimir la infidelidad, defender la religión Catholica, destruir a los abominables lutheranos, y calvenistas, pelear por Dios, y contra el diablo, y para que V[uestra] Ma[gesta]d pueda entender los effectos verdaderos desta estimada arte, y ver las falsas practicas de los engañadores q[ue] andan de tierra en tierra procurando si pueden, con sus grandes promessas, engañar a los principes poderosos, hallo que era parte de la obligacion q[ue] deve a V[uestra] Ma[gesta]d, tratar del uno y de lo otro en este librito, huyendo de toda prolixidad, a causa de los graves y continuos negocios de V[uestra] Ma[gesta]d usando de tal brevedad que antes de luz que cause oscuridad al lector. En Sant Lorenço el Real, a 25 de septiembre de 1593.

CAPÍTULO SEGUNDO
Del nombre de alchimia y del primer efecto q[ue] haze de componer medicinas que solam[ent]e curan enfermedades humanas.

Entre diversas opiniones de diversos autores, hallo ser mas verosimil que esta palabra griega, chimia, de deribe del berbo griego cheo q[ue] significa fundir, por cuanto los chimistas son forçados muchas vezes a trabajar en fundir los metales y minerales para su mejor preparacion, y de aqui paresçe que este arte chimica tomo el nom[br]e, a la cual los arabes añadieron su articulo al, y asi de chimia hicieron alchimia, significando ambas palabras una misma cosa. El efecto cumplido que esta promete y puede cumplir consiste en tres puntos: el primero en hazer

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medicinas solo para la salud humana; el segundo, para en medicinas q[ue] sirven solo para quitar y limpiar las enfermedades de los metales.
El terçero y ultimo, en componer una medicina que sirva asi para curar las enfermedades humanas como las metalicas, y aqueste es el mas principal de los tres.
Los que siguen la primera parte ponen todo su cuydado y trabajo en distilaciones > Insertado entre líneas: y extractiones < de yerbas, de gomas, de piedras preciossas, de minerales como vitriol, como açufre, antomonio o semejantes, y aun la extraccion de metales como oro, plata y los demas cinco metales.
Los efectos notables questas distilaciones y extractiones hazen en sanar las enfermedades del cuerpo humano, y en conservarlos en salud, no solamente se trata en los libros de los philosophos, mas en este nuestro tiempo es notablemente notorio en las partes de Europa donde de ordinario se usan, como en Italia, Françia y especialmente en Alemania, y la experiencia muestra que con esta medicina sanan muchas enfermedades que por la via ordinaria son incurables, o casi imposible de curar, como la gota, la piedra, colicapassión, consumpcion, quartanas, la ydropesia, la lepra y el mal françes, y otras muchas largas y continuas enfermedades, y para probar aquesta mi asercion no quiero usar al presente de otro testimonio > Insertado entre líneas: que el < de Andres Mathiolo como testigo (valiendome del termino de los abogados) omni exception e maior, este autor ha sido uno de los mas famossos medicos que ha avido en nuestros tiempos, digo en la misma escuela

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que Galeno, Hipocrates y Avicena, y siendo medico desta profesion no se puede pensar que aya escrito las palabras que alego con passion, assi mismo ha hecho una declaracion sobre Dioscorides con muy esquisitos comentarios que los sabios estiman en mucho, sus palabras son estas en cierta epistola que escrivio a Andres de Bl[aff]en, medico de Ferdinando, Archiduque de Austria:
> Insertado al margen: Math[iolo] Libr[i] [Epistol[arum] Medicinalium, pag[ina] sig[nata] in edit[io] Lugdunum, anno1564. In nobilissima distilandi sciencia <. "Puedo con verdad testificar que ningun medico se puede ni deve estimar por absoluto ni perfecto y, aun digo mas, que no ha de reçevir por mediano medico que no fuere practico en la muy noble sciençia de la destilaçion, y aunque los efectos de la destilacion se pueden ver en otras enfermedades, principalmente son claros en las que llaman morbichionici, en las quales toda la sangre del cuerpo humano se corrompe por todas las venas como si estuviesen atrapadas con rayces y simientes de donde proceden otras muchas enfermedades, mas no se puede disminuir ni curar sino con remedios sacados de los metales." Estas son las palabras a la letra de Mathiolo, las quales deseo que considerasen con diligencia los medicos que no solamente ygnoran la destilacion que este famoso medico tanto encaresce, mas son contrarios y repugnan a la extraction de los metales que tanto alava el dicho Mathiolo.
Y por cuanto he discurrido largo deste primer efecto en otros libros míos que he presentado a V[uestra] Ma[gesta]d

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no sera necess[ari]o en este breve tratado extenderme en tratar destas medicinas.

CAPÍTULO TERCERO
Del segundo effecto que consiste en una medicina que cura solamente las enfermedades de los metales y de la possivilidad deste efecto

El segundo effecto consiste, como he dicho, en haçer una medicina que cure solamente las enfermedades de los metales. Porque algunos savios autores son de opinion que los çinco metales imperfectos (que son azogue, plomo, estaño, cobre y hierro) estan inficcionados en sus minas con algunas calidades corruptas, y que el un metal difiere del otro no de otra manera que un cuerpo sano de un enfermo, y assi como aplicando una mediçina a un cuerpo leproso se purifica y sana evacuando el mal y suziedad que tenia, assi mismo cuando una medicina apta y propia se echa sobre un metal impuro, las calidades corruptas con que esta inficcionado se le quitan de suerte que el tal metal lo atraen a la pureza de la plata o del oro conforme a la propiedad y operaçion de la medicina, de manera que por esta opinion que no es del todo inprovable tornar qualquier de los metales imperfectos en plata u oro, no es por via de transmutación, mas antes por vía de purificacion, que es decir que la susta[n]cia del metal no se muda ni trueca, sino que las calidades se mudan y alteran, como un cuerpo enfermo tiene la misma sustancia que un cuerpo sano, y quando se le quita la enfermedad no ay alteracion de sustançia sino de calidad y otros acçidentes.

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Otros famosos autores tienen contraria opinion y afirman que los metales son de diferente especie el uno del otro, y que no es accidental alteracion, sino una verdadera y essencial transmutacion tornar un metal en otro, mas esta contienda quiero dejar para las escuelas. En esto acuerdan generalmente todos los philosophos chimicos: que los cinco metales imperfectos se pueden convertir en plata o oro difieran quanto quisieren el uno del otro, como vemos cada dia por expiriençia que, no embargante que el fuego y el agua son tan contrarios elementos, con todo, se pueden, por sus grados, convertir el uno en el otro. Porque la llama se convierte en humo, el humo en ayre, y este ayre, resolviendolo, se torna en agua, y assi mismo enseña la experiencia, que las rayces > Insertado entre líneas: y ceniças < con grande decoction de fuego se tornan en vidrio, y aun los mismos metales se pueden vetrificar, como vemos cada dia, que con plomo convertido en vidrio los olleros vedrian todo genero de vassos, y yo mismo muchas vezes he tornado plata en vidrio, y en menos tiempo de un quarto de hora este mismo metal se puede reduçir hasta una çierta sustancia como çera negra, assi en blandura como en su facilidad en fundir, y despues ni este vidrio, ni la sustancia que paresçe çera se puede jamas tornar o reducir a metal enteramente por ningun arte. La experiençia assi mismo verifica que siendo el oro un cuerpo tan fixo, y solido bastante ha sufrir toda prueba de fuego, esto non obstante, se puede reduçir a un liquor potable del qual jamas se puede tornar a reduçir en oro, como se puede ver en dos suertes de oro potable que he enseñado a V[uestra] Ma[gesta]d y por su orden enseñado a Fr[ay] Fran[cis]co Bonilla.

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Y que un metal se pueda convertir en otro Paracelso lo prueva manifiestamente, porque dice que cierta agua mineral de caparrosa que ay en Alemania, que los moradores cerca della están acostumbrados a echar dentro de dicha agua planchas delgadas de hierro, y dexandolas alli algunos messes las hallan despues convertidas en cobre, esto cuenta como cosa muy notoria y savida en Alemania.
Y que el cobre se pueda convertir en plata yo he visto la esperiençia catorce vezes en la ciudad de Londres el año 1578, y con brevedad y verdad contare la historia como passo. Un criado mio llamado Daniel tenia amistad con un mancebo ingles cuyo nombre era Garnet. Este dixo a Daniel que si podria vender seguramente lo que el le daria, que le haria rico, Daniel le aseguro que si podia, y que lo haria, y assi ambos fundian cobre de noche, y tornandolo en plata el Daniel la vendía entre los plateros de Londres. Esto duro çinco o seis dias, y Daniel, con el consentimiento del otro, me conto lo que passava, y a la fin, prometiendo el dicto Garnet grandes planchas de plata, lo recevi en mi servicio. En mi presencia convirtio con cierto polvo blanco catorze differentes vezes cobre en plata finissima. Con esta tan manifiesta experiencia quede convencido habiendo hasta entonces sido de opinion que era imposible lo que el arte prometia, y çierto que esta evidente prueva fue el primer motivo por el cual me movi a poner y aplicar mi entendimiento y de emplear parte del tiempo en el estudio y practica de esta secreta sciençia.

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Verdad es que este dicho Garnet no queria convertir de un vez que hasta una onça o media de cobre en plata, a la fin con examinacion estrecha, halle que era un perdido y un engañador, porque no savia hacer la medicina, sino que habia hurtado una cantidad della a un clerigo viejo, catholico, que havitava en la parte norte de Inglaterra, que poco despues segun me informaron murio.
En el año 1590, en ocho de octubre, un mercader flamenco llamado Fr[ancisc]o Vanguel, que de presente reside en Leon de Françia, vino a Lieja con proposito de conoscerme y tratarme, el qual me dio un grano de peso de un cierto polvo roxo que echandole sobre una onça de azogue que estuviese en fuego grande de carbones encendidos, en espacio de dos oras se convirtio todo en oro purissimo, y tan fino y bueno como podia ser. Este mercader flamenco habia avido este polvo de un su amigo que era el autor, cuyo nombre, nacion, ni vivienda no quiso deçir, ni lo dixera por todo el bien del mundo, siendo conocido esta juramentado a tenerlo secreto.  


CAPÍTULO QUARTO
Del tercer effecto que consiste en hazer una medicina que cure las enfermedades de los cuerpos humanos y de los metales, y una breve declaraçion de las quatro suertes de fuego que husan los philosophos en sus obras

El tercer effecto consiste en haçer una medicina que cure las enfermedades humanas y metalicas el cual efecto assi

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como es el mejor en provecho, lo es tambien el mayor en dignidad. La razon destos differentes effectos procede de la diversidad de los fuegos con que los philosophos hazen sus medicinas, los quales quatro fuegos dividen en quatro suertes: la primera, elemental, que consiste de leña carbon, y de semejante materia combustible; la segunda llaman fuego natural, por el qual cualquier cosa se conserva en su ser; el tercero se dice fuego contra natura, el cual es violento porque destruye toda naturaleza; el quarto es el fuego compuesto que consiste en una mixtura hecha del fuego natural y contra natura. La medicina hecha con el fuego contra natura o el fuego compuesto es el que he dicho en el cap[itul]o precedente, la qual, aunque es medicina para los metales, es ponçoña para el cuerpo humano por raçon de fuego contra natura con que esta mezclada, y assi el oro > Insertado al margen: que con esta medicina se hace, se dice vulgarmente <, aunque corruptam[en]te "aurum alchimicum" > Insertado al margen: aviendose antes de llamar "aurum alcuinicum" <, tomando la apelacion de un philosopho antiguo llamado Alcuinus, que fue el primer inventor deste genero de medicina, y porque ya he discurrido desta medicina y materia largamente en un tratado que compuse en latin intitulado Apologia del Arte Chimica, en este no me alargare mas.

CAPÍTULO QUINTO
Como se conoscera el verdadero philosopho y se diferenciara del sophistico burlador, sino promete que esperanzas y su trabajo para hacer y acabar las sobredichas mediçinas

Por cuanto hasta ahora he tratado de la philosophia y de su

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estima y valor, síguese ahora que yo de algunas señales para por ellas poder diferenciar al buen philosopho del malo.
Es a saber, que el que ofreze su servicio tocante a estos magisterios a un rey, o a qualquier otro potentado, o ofresce solam[ent]e su trabajo con esperança de que cumplira y acabara la obra, o ofresçe la obra cumplida y acabada. Si presenta solas esperanças y su trabajo, la parte a quien lo tal se offreze ha de evitar dos extremos: el uno, que no sea demasiado credulo, y el otro, que no sea demasiado incredulo. Los q[ue] son en extremo credulos echan mano de qualquier remendon q[ue] sabe charlar del arte, no ponderando los fundamentos sobre q[ue] obra, y assi pierden tiempo y dinero, y a la fin se hallan burlados.
Otros, al contrario, son tan incredulos q[ue] se aseguran que es imposible hacer ni cumplir tales cosas como en el arte promete. Y como puede ser que por esta via se libren de los engaños de los falsos burladores, tambien alguna vez pueden menospreciar las verdaderas experiencias de los philosophos sinceros y bien yntencionados, cuya offerta, si se uviera acceptado, pudiera ser que hallaran el provecho que les prometia.
Por tanto, assi como es resolucion atrevida echar mano de cualquier juguete que se ofrece, no es assimismo cordura menospreciar todas las cosas que de primera faz no podemos alcanzar ni concebir. Porque si Colon no fuera creydo, o puesta en effecto su offerta por algun principe, sino menospreciado de todos, claro esta que hasta ahora las Indias estuvieran por descubrir.

[fol. 254r]


Para hallar senda por medio destos extremos de credulidad e incredulidad la primera cosa que se debe considerar es la vida del philosopho, porque si es dado a viçios poca esperança se puede tener del buen suceso de sus obras. Pongo esta señal no como infalible o necessaria, sino como una conjetura provable, porque malos y viciosos hombres pueden bien venir a alcanzar la posesion desta joya philosophica, como se ve que muchas vezes perversos y malos son muy mas ricos que los buenos y virtuosos y no es consecuencia de que cada persona buena y virtuosa aya de tener prospero suceso en este magisterio y obra, sease quando este señorio es un don especial de Dios, es mas aparente que quando un philosopho [crist]iano se da al servicio de Dios, que prosperar mejor en la obra q[ue] tomare entre manos, que no el que se da a viçios. Y por esto, Jorge Ripleo, philosopho ingles y sancto monje, dixo muy bien: si un philosopho vive virtuosamente, fíjate mejor en su philosophia.
La segunda es que consideremos si el philosopho entiende la philosophia, y cierto q[ue] si no la sabe y entiende muy bien que es dinero perdido lo que con el se gastare, considerando que estas mediçinas, digo las del segundo y terçero genero, son los mas profundos misterios que ay en toda la philosophia natural y, por tanto, como podra ser que un ignorante con solo discurso natural y su propia industria venga a alcanzar tanta perfection. Y assi considero bien este punto el mismo Ripleo, respondiendo a los ignorantes lectores que culpavan los philosophos por escribir tan obscuramente, dize estas palabras: "los

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ignorantes culpan a los philosophos, mas ellos deven ser culpados que, no siendo letrados, tratan de philosophia".
La tercera es que, si el philosopho pide, para obrar las dichas medicinas del segundo y terçero genero, materiales q[ue] valgan mucho dinero, se puede asegurar o que su intencion es de engañar o su sciençia es muy poca, y en esta observaçion la mayoria de los hombres se engañan, porque sin duda alguna con muy poca costa se puede hazer al segundo y terçer effecto desta parte de natural philosophia, y la primera parte, que consiste en hazer medicinas para la salud humana, assi como es mas trabajosa a causa de tantas medicinas particulares, tambien es muy mas costosa que las otras dos partes. Por tanto, la comun opinion de las personas es muy erronea suponiendo que no se pueden acavar ni obrar estas cosas sino con millones de ducados, y por esta falsa opinion muchos consumen sus haciendas y bienes, donde en verdad el magisterio consiste en mucho saver y poco dinero y no en mucho dinero y poco saver, y assi los philosophos avisan a sus discipulos en diversos lugares de sus libros que en sus obras excusen los grandes gastos y costas como cosa no necessaria.
La quarta es que se observe y tenga quenta si el philosopho, en la operacion de la segunda y terçera medicina (que destas dos trato principalmente en este lugar), obra con yerbas

[fol. 255r]

o con vino vulgar, o aguardiente o tales vegetales, o si pide materiales que con gran dificultad, y en pocos lugares del mundo se pueden hallar. Si esto hace es señal evidente, o que es ignorante o que pretende engañar, porque ciertam[ent]e puedo asegurar y afirmar a V[uestra] Ma[gesta]d que el sujeto verdadero sobre el que todo philosopho ha fundado sus obras esta en toda parte, y no es de mucho valor, y aunque Raymundo Lulio y otros llaman a la materia con que obran vino y agua ardiente, con todo, no se entiende el vino o agua ardiente comun, sino otra agua mas cercana y connatural a los metales que llaman ellos n[uest]ro vino roxo y vino blanco, producido de una [viña], siendo blanco o roxo conforme al tartaro blanco o roxo que contiene, y quien quiera que trabaje en esta practica sin conoscer perfectamente y manejar este vino y tartaro jamas podra alcanzar el deseado effecto, gaste quanto dinero y tiempo quisiere.

CAPÍTULO SEXTO
Como se conoscera si el que promete de si mismo que tiene las sobredichas medicinas hechas y acabadas es philosopho verdadero y sincero o algun burlador

Las quatro sobredichas observaciones paresceran suficientes para descubrir si el philosopho que offrece su servicio y da esperanças se deve acceptar y estimar. Mas si se ofrece alguna cosa real y acabada, las observaciones siguientes con mucho cuidado se deben guardar.

[fol. 255v]


La primera se deve examinar y procurar de saber si sabe el mismo de hacer la tal medicina realmente, porque hay algunos burladores que dan a entender q[ue] tienen la medicina hecha, y cuando se viene a averiguar la verdad, se descubre o no la tener y, si la tienen, no ser suya. Para apurar esto, el mejor modo que se puede tomar es pedirle alguna parte de la medicina hecha, y hazer la prueva en su ausencia, o que no toque cosa (si estuviere presente) de las que perteneçen al hacer la prueba, lo que si niega o se excusa por alguna manera se puede presumir de falsedad en su proceder y que no tiene la medicina, porque algunos de estos burladores tiene crisoles, o otros vasos de fundir con dos suelos, el primero muy delgado con un agujero muy pequeño por el qual echan limaduras de oro con que hinchen lo que ay entre el suelo y el otro, y tapandolo con çera, de suerte que, quando vienen a hacer la proiection, consienten que qualquiera otra persona eche en su vaso la cantidad de azogue que diçe ser necessaria y, poniendo el vasso en el fuego, menean el azogue y su medicina falsa con alguna vara de hierro o algun tal instrumento de modo que tenga fuerça para quebrar el primer suelo del vaso, y el azogue con la calor del fuego se evapora y consume en humo, y las limaduras de oro que estan en el fondo y segundo suelo se funden, de tal manera que los sircunstantes, por mucho que miren, son engañados, pensando que alguna parte de azogue se convirtio e oro y que la medicina falsa es verdadera. Otros ay que tienen dagas o varas de hierro

[fol. 256r]

huecas al cabo, donde meten polvos de oro y tapan el agujero con çera, y ass,i meneando el azogue que tienen al fuego en el crisol con dicha daga o vara, derriten la çera, y caen los polvos de oro en el crisol, y con el calor del fuego se funden, que es otro genero de engaño. Otros toman carbones, y haciéndoles agujeros echan dentro polvos de oro tapandolos con çera, y quando el crisol esta al fuego con el azogue ponen enzima de los dichos carbones, derritese la çera, los polvos caen y se funden, y el azogue desvaneçe en humo.
Con este engaño, un bragadin hara tres años burlo a unos ciudadanos venecianos, y despues, pensando engañar al Duque de Baviera de la misma manera, descubrio el Duque su trampa y le mando por ello cortar la cabeza, que se executo.
Para evitar estos engaños, el que quisiera hazer perfecta prueva ha de tener vasos, carbon y otros ynstrumentos y materiales requisitos suyos propios, y que el que ofrece la medicina no se allegue a ninguna destas cosas, y si no quiere passar por esto es cosa segura que ay maldad y engaño en su intincion y proceder. En aquesta observacion se encierran otras, que muchas vezes no quieren consentir los tales, que los que estan presentes vean ni toquen su medicina, sino que todo lo quieren haçer con sus propias manos, y estos tales burladores usan algunas veces supersticiones y palabras magicas, y con esto, no se siguiendo la fuerça de naturaleza, sino el ayuda

[fol. 256v]

del diablo, burlan a los que estan presentes con fantasias magicas, y assi las mas vezes estos magicos no quieren que esten presentes cuando hacen alguna prueva personas devotas, y generalmente son pobrisimos, y estos engaños diabolicos se pueden descubrir con agua bendita, con hacer la señal de la cruz y con otras semejantes ceremonias santas de q[ue] usa la Iglesia Catholica contra tales encantos y supersticiones; la segunda prueva es que, si por expiriencia se halla que la medicina es buena y perfecta, ha se de saber si la persona que la tiene y ofrece es autor della o no, o si la ha avido de alguna otra persona, como he declarado en el capitulo terçero de lo que me sucedio en Londres. Si quiere dezir que es suya echarase de ver la mentira o la verdad muy presto. Si el tal es pobre y pide una suma de dinero para hacer mas medicina, sin duda no puede ser sino un engañador, porque si tiene el magisterio cumplido como dice su yntincion, ha de ser haçer a otros ricos, y no enriquecer el con otros, y esta regla puede servir para descubrir otros muchos embustes desta suerte de que no hago mencion en este tratado.
Ultimamente, como ya tengo declarado, la vida y proçeder del philosopho se debe muy bien considerar, porque si es muy dado a viçios es muy mala señal, como por el contrario su yntincion

[fol. 257r]

es santa y buena, las obras daran cuenta de su çinçero y justo proçeder, y conforme debe ser estimado y honrado de reyes y principes como, de otra manera, si es algun embustero debe ser muy bien castigado.

Finis.

[Tres Firmas: Yo el Rey]

[fol. 257v]

[Cuatro Firmas: Yo el Rey]

 

 

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